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Eso es lo primero que escuché a mi esposa decirme al despertar de cirugía la mañana del 1 de noviembre de 1996. Yo nunca había oído hablar de la enfermedad de Crohn y NO TENIA IDEA de lo mucho que mi vida iba a cambiar en los próximos años. Cómo me hubiera gustado saber en ese entonces lo que supe más tarde, que gran parte del sufrimiento, los horribles efectos secundarios de los medicamentos, y los amenazantes síntomas por los que pase se hubieran podido haber evitado si hubiera hecho un par de sencillos cambios en la dieta y estilo de vida. . . pero yo no lo sabía, y nadie me lo dijo.
La noche anterior había ido a la sala de emergencias con un hinchazón extraño en el lado inferior derecho del abdomen. El mejor diagnóstico que me podían dar era la ruptura del apéndice que requiere cirugía inmediata. Más tarde leí que la apendicitis es un diagnóstico equivocado común de la enfermedad de Crohn. No culpo a los médicos, estaban tratando de salvar mi vida de la mejor manera que sabían. Yo no me había estado sintiendo bien hace unos meses y había visitado una gran variedad de médicos, pero nadie podía entender lo que estaba mal conmigo. Ninguno de sus tratamientos me hizo sentir mejor. Pero yo no estaba REALMENTE enfermo. . . aun.
En mi primera visita al médico después de mi cirugía, le pregunté “¿qué puedo hacer para curar la enfermedad de Crohn o al menos estar mejor? ¿Cambiar mi dieta ayudara? “Él era un médico muy respetado en su campo, con una hermosa oficina. Simplemente sonrió y negó con la cabeza y dijo: “No, la dieta no tiene nada que ver con la enfermedad de...
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